Carta para Bela, con todo mi corazón

La primera vez que la vi fue hace 14 años y 10 meses. Ella acababa de llegar al mundo, yo era un desastre, inocente e inexperta. Solíamos reunirnos frecuentemente para compartir caminatas largas, paseos por Coyoacán y a veces alpinismo en montaña, generalmente pasábamos lo fines de semana juntas. Desde un principio nos caímos muy bien y nuestra relación era muy conveniente para ambas, yo siempre fui amable con ella y ella siempre llamó la atención, recuerdo que la gente se detenía a saludarla y a conocerla, así que yo disfrutaba de su compañía y de la atención que generaba.

Al rededor de un año después de conocernos me enteré de que su situación era desesperada, estaba a punto de perder su casa y con ella a su querida familia, así que yo le ofrecí la mía, lo que no sabía entonces es que en realidad lo que le estaba ofreciendo era compartir mi vida. Aún recuerdo la primer noche que pasamos juntas. Ella se sentía perdida en su nuevo entorno e insoportablemente triste por haber perdido todo lo que amaba, así que la acogí en mi cuarto, la abracé, le sonreí y ella, en ese momento, me dio su corazón y su fidelidad incondicional.

14 año y 10 meses después seguimos juntas, aún fieles la una a la otra, compartiendo un amor que va más allá de la razón, comprensión y que no puede describirse fielmente.

Imagino que este amor se compone de las cosas que hemos vivido juntas, de toda la tristeza que ella me ha ayudado a sanar, de la confianza que nos tenemos y de su certeza de mi regreso a su lado, por más lejos que me lleve la jornada. O tal vez se base en que hemos explorado juntas incontables veredas juntas. Ha sido mi compañera, mi confidente, un pensamiento constante y una columna de apoyo que da dirección y lógica a esta locura que llamamos vida.
Ha perdonado todos mis errores, me ha enseñado mucho a lo largo de la vida, me ha ayudado a ser una mejor persona y me ha cambiado al grado que sé que voy a estar incompleta y perdida cuando ella ya no esté a mi lado.

Hace algunas semanas se desmayó. Los médicos dicen que es su corazón. Le está fallando, me está fallando a mi, nos está fallando a ambas. Su malestar me duele mucho más de lo que hubiera imaginado. Pensar en ella como una vieja, como una enferma, pensar que ya no estará aquí es algo que aún no puedo hacer. Sé que los días, meses o años que nos queden juntas serán muy pocos. Nunca tendré tiempo suficiente para decirle lo que significa para mi, lo enorme de mi amor por ella.

Se ha estado haciendo vieja sin que me diera cuenta, noté que se volvía sabia y prudente pero aún es hermosa al grado de hacer que la gente todavía se detenga y exclame a su paso, así que no me di cuenta de lo que el paso del tiempo le estaba haciendo. Está llena de gracia, fortaleza y agilidad. No sé donde se fueron todos esos años.
Lo que sí sé es que ella me cambió de una manera en la cual nadie más lo hará. Sé que su recuerdo será un combustible durante toda mi vida. Sé que si mi vida ha sido buena es porque he tenido su constante presencia.

¡Oh! Qué maravillosa vida hemos tenido juntas, las leyendas están hechas de cosas como nuestro amor.